lunes, 5 de noviembre de 2012

Solemnidad de Nuestra Madre Santa Clara y Clausura del 8º Centenario de la Fundación de Nuestra Orden 1212 -2012






Siempre la festividad de N. M. Santa Clara la celebramos con mucha solemnidad, además este año no fue menos por la clausura del 8º. Centenario.

Como todos los años antes de la fiesta hacemos una novena en honor a N. M. Fundadora. En este año tampoco le faltó; cada día al final de la novena cantamos las letras de N. M. Santa Clara con mucho fervor. También como preparativo en estos días leímos el libro del Ministro General, Rvdo. P. José Rodríguez Carballo. “Conoce tu Vocación” (El diálogo con las Hermanas Clarisas). En ello pudimos profundizar y conocer más nuestros orígenes.

El día de la fiesta tuvimos la Eucaristía presidida por el Rvdo. P. Fernando Hueso o.f.m. y cinco concelebrantes. Entre ellos destacamos de modo particular a nuestro P. Visitador Episcopal Rvdo. D. Joaquín Guillamón Alcón. También nos acompañaron muchos fieles, bienhechores y amigos de la Comunidad.

P. Fernando hizo una homilía muy sentida y provechosa y narró casi toda la vida de Santa Clara, y dijo: tenemos que abrir el corazón porque estamos celebrando la clausura del 800 años de la vida de las Hermanas Pobres de Santa Clara.

Después de la conversión de Francisco que fue un escándalo para todo el pueblo, porque por el enfado de su padre, conducido al tribunal del Obispo; lo condena a perder la herencia paterna. Entonces se despoja de sus vestidos y exclama: “ya soy libre”. “No me queda otro padre en la tierra, solo el que está en los cielos”. Y quiere vivir una vida de penitencia y sin nada propio. Todo eso lo presenció Clara de Favarone que era una doncella que pertenecía a una familia noble y rica. Luego ella movida por el espíritu también quiere seguir a Francisco.

Más tarde de varios encuentros y entrevistas con Francisco; ellos escogen una fecha es el Domingo de Ramos, para consagrarse al Señor. Ese día Clara vestida con sus mejores galas recibe la palma de las manos del Sr. Obispo y por la noche se fuga de su casa y cambia de vestido de gala con un paño marrón. En ese momento se desposó con Cristo para vivir una vida de penitencia. Inmediatamente Francisco la trasladó al monasterio de Benedictinas de San Pablo de Bastía.

Cuando la familia se entera de lo que ocurrió, se va a buscarla al convento y con violencia pide que se vaya a casa. Entonces Clara descubre la cabeza y agarrándose a los manteles del altar. En ese momento si tocasen a ella la familia queda excomulgada; entonces ya la dejan en paz y se marchan.

Clara quería vivir sin nada propio, como Cristo pobre, ve que aquello no era su vida. Luego Francisco la lleva a Santo Ángel de Panzo. Tampoco no encontrará allí su ideal de vida. Y más tarde Francisco la trasladó a la Iglesia de San Damián. Allí la sigue su hermana Inés y muchas vírgenes ansiosas de vivir la nueva forma que inspira Clara y Francisco. Hacían trabajo de labores, luego lo regalaban a las Iglesias pobres y ellas vivían de la limosna y no querían nada de rentas y terrenos. Por ello lucha toda su vida con los Papas por el “Privilegio de la Pobreza”. Ante la insistencia de Clara, el Papa Inocencio IV aprobará su Regla tres días antes de morir.

Después de muerte de S. Francisco, Clara es la que mantuvo firme el mandato de él, ella fue su fiel discípula que nos ayude a ser fieles en nuestro camino.
Aparte del coro que tenemos (entre nosotras y seglares) se nos ofreció un grupo de la banda de la música para tocar. También las Hermanas intervinieron en tocar el organo, monición de la entrada, en la primera lectura, canto responsorial y Cantos de la celebración. Con todo resultó muy solemne, como merecía la fiesta.

Al finalizar la Eucaristía se dio a besar la reliquia N. M. Santa Clara, mientras cantamos el himno. A continuación en el jardín del claustro se ofreció un piscolabis; con lo que todos quedaron contentos.

En alabanza de Cristo Amén.
Hermanas Clarisas de Almazora.

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